Querido hijo, Acabas de cumplir un año (bueno en realidad un año y nueve meses) y me gustaría compartir contigo el motivo por el cuál has llegado a nuestras vidas. Todas aquellas personas que mejor me conocen saben que soy “niñero” y que soy feliz jugando con ellos. No obstante, nunca fue para mí una obsesión ser papá, puede que sí un deseo, pero tenía claro que para llegar a ello debía encontrar la compañera ideal. Créeme hijo que es importante esto que te digo. Desde el mismísimo momento que sabes que serás papá, tu vida cambia. Te recorre por el cuerpo una especie de cosquilleo que en ese mismo instante no sabes definir si es ilusión o miedo. Probablemente tenga una pizca de ambas y por eso, mientras tratas de entender lo que sientes, lo único que puedes hacer es soltar unas lágrimas de emoción por haber descubierto, a una cierta edad, un sentimiento nuevo. Desde aquel día todo…